Es difícil no pensar en este olor a manzana podrida,
mi lugar en la colmena es tan pequeño como una vida.
Apretando bien los dientes llegaré hasta el final.
Camina o revienta, yo elegí la vida animal.
A morte,
a morte.
Por encima es tan brillante el respeto y la libertad,
por debajo aprendimos que sólo flota la suciedad.
Mi conciencia, mi decencia se las llevó un golpe de mar.
Mi secreto es la certeza, la seguridad del mal.
A morte,
a morte.
El onagro me lo dijo, ya podía ir eligiendo
media vida como un rey y media vida como un preso.
Fue así que me decidí a vivir delinquiendo
y las vidas que conocí empecé a ir escribiendo.
El parto doloroso de cada nuevo sentimiento,
el vómito apestoso de palabras en el viento.
Me han agotado y ahora me arrastro por el suelo.
Fui así que me convertí en lagarto del desierto.