Entrégate a mí,
Y no hagas caso,
De toda la gente mediocre, que te sale al paso.
Que desconfía y vive la vida,
Como una muerte,
Y nunca se atreven a dar ese paso...
Conscientemente.
Entrégate a mí,
Con la sonrisa,
De aquel que llora al sentir el amor, como suave brisa.
Que no termina un poema jamás,
Y jamás tiene prisa.
Corazón de cristal que se ve... Sin camisa.
¡Sé valiente y!... ¡Arriésgate a mí!
Arriésgate a mí.
Que soy difícil, como el mar y como el sueño.
Como el halcón o el gavilán en pleno vuelo.
Yo soy el fuego, que te puede devorar.
Arriésgate a mí.
Cuando en pedazos, me derrumbo por el suelo.
Cuando se apagan esas luces y yo me muero.
Cuando la niña que hay en mí, quiere llorar.
Sabiendo eso... Arriésgate a mí.
Entrégate a mí,
Sin condiciones.
A morir, por sentir el amor de los corazones.
A perder la noción del tiempo, enredado en mis brazos,
Durmiendo un poquito y, y hablando despacio.
¡Valiente!... Arriésgate a mí.