Llegué a la tierra de los simples
por los caminos del cansancio y de la soledad.
Crucé paisajes desdentados;
los niños tienen todo el día para jugar.
No he perdido la constancia,
no he luchado para luego abandonar;
me han dibujado sonrisas,
y al dar la espalda me han querido apuñalar.
Ni castigo a los vencedores
ni a los vencidos redención;
si cruzas, para de reirte,
si vuelves, rompe el porvenir.
Dejé la fábrica de hielo,
corrí contento, loco de feliz por ti.
Busqué a Susana en los cines del barrio
toda la tarde hasta que me emborraché.
Aventurero en busca de no sé bien qué;
pequeño héroe de revista soy un insecto en la inmensidad.
Ni castigo a los roedores ni a los vencidos redención,
si cruzas, para de reirte,
si vuelves romperé el porvenir.