Recuerdo una vez,
en un viejo país
un rey a un hombre campesino le habló.
Le dijo te ofrezco lujos y placeres
si tú me enseñas a vivir feliz.
El humilde hombre
le dijo no puedo,
no puedo enseñarte yo a vivir felíz.
Tú con tu dinero, lujos y placeres
jamás podrás ya vivir feliz.
El humilde hombre
le dijo no puedo,
no puedo enseñarte yo a vivir feliz.
Tú con tu dinero, lujos y placeres
jamás podrás ya vivir feliz.
El rey lloró,
y le contó su dolor.