Paso un día cuando fui
camino hacia el sur,
dejé la bici y me asomé
a un amplio mirador y el día se nubló,
no había nadie alrededor,
tan solo estaba yo
y un fantasma apareció,
fue un portador de revelación.
En la penumbra de un pinar
fue la transfiguración.
Y habló con gran afectación
de un cuento cartaginés
y como que vino y se fue,
me dejó temblando, recordando.
Se va acabar,
todo esto se va acabar,
júralo que se va acabar,
incluso una montaña se desgasta.
Que cuando llega de verdad algún juicio final,
con previsión tú obtendrás
tantas infinidades como eternidades.
Se va pudrir,
todo esto se te va pudrir,
todo el rosa y el carmesí
ya se habrán tornado negras y morado.
Yo, yo te entrego una solución,
ponte en nuestro banco de unción
habrás perdurado embalsamado.
