Salve a quién llena mi suelo
azulado de azul,
no veo sombras, si púrpura suave,
lleva la neblina de mis ojos
y todo va viniendo
para el castillo del pobre Humberto.
El está azulado de azul
y la música va subiendo
con los tambores del amanecer,
azulado de azul.
Al vivir la luna iba ensordeciendo a su lado.
Salve a quién llena mi suelo
azulado de azul,
no veo sombras, si púrpura suave,
guarda la neblina de mis ojos
y todo va viniendo
para el castillo del pobre Humberto.
El está azulado de azul
y la música va subiendo
con los tambores del amanecer,
al vivir la luna iba ensordeciendo a su lado.