Siempre presumías de tener muchas agallas,
decías que lo horrible era mi miedo a vivir,
a decir lo que pienso en cada momento.
Tu voz sonaba rara en el contestador,
esta vez me he superado a mi mismo susurro,
he hecho algo horrible... tengo que verte.
Solías atragantarte hablando de libertad,
decías que eras dueño de toda la ciudad
y decías que quien la tocara lo iba a pagar.
Que me das de beber de mi,
decías que ellas nos querían matar.
Y ahora solo... dónde están... yo no los puedo ver.
Y ahora solo quieres dormir,
pero solo oyes la voz que no deja de repetir
que solo una rata mataría antes de morir,
que solo una rata mataría antes de morir.