Cuéntame, dime, ¿Quién te ha colgado el mar de las pestañas?
Y ahora dársena de estiercol se tornó la comisura de los besos.
Sed de limón, cimbrear como las espadañas
y en el hueco de mi espalda y la pared cuelga tu nido del revés.
Y cada huevo parido es nada y cada beso en la boca es nada.
Como si no hubiera pasado nada…
Un reguero de luna será nuestra casa,
de esta luna tan puta de pechos de plata.
Será el arrullar de la libertad,
que tiene cogida pa ti y para mi en la goma de sus bragas.
Cuéntame del llover, de los días de mierda y cuchara,
de la rara podredumbre del querer, cuando no falta de nada
porque sé que el saber no sirvió para dañar tus labios,
y que te sobra todo lo que va después, de yo te quiero y yo, también.
Y mi costilla arrancada es nada, y cada trino quebrado es nada,
que fuimos solos y seremos nada…
Aguacero de soles caerá en nuestra cama,
que sólo quiere amores de piernas mojadas.
Y dejarnos prender, que no es menester
ponernos en pie, tú como luna en celo y yo como una cabra.
Regaré, sin querer, con silencio, de estrellas, tu cuarto,
que no anhela más que el grito del papel en el que he escrito mi quehacer,
que nunca más servirá de nada si su tronido se queda en nada
cuando su savia ya no riega nada…
Un reguero de luna será nuestra casa,
de esta luna tan puta de pechos de plata.
Será el arrullar de la libertad,
que tiene cogida pa ti y para mi en la goma de sus bragas.