Palomitas de maíz, para esa boca abierta,
y un espejo retrovisor para que recuerde
que metió la pata.
Moscas verdes, para ese buche,
y un tesoro de su cagada para que recuerde
que metió la pata.
Se le fue la lengua, hablando de más
de sus desaciertos.
Moscas verdes, para el charlatán,
y una patada en el trasero,
para que recuerde
que esa fue mi pata.
Yo no sé para qué habló,
si después se arrepintió
de su letra,
a lo mejor temió que su suerte
le diera palos a su inconsciente,
y no lo dejara dormir.
Yo no sé para qué habló,
si después se arrepintió
de su letra,
a lo mejor temió que su suerte
le diera palos a su inconsciente,
y no lo dejara dormir,
moscas verdes al charlatán,
y que no hable nunca más.