En ti pensaba yo y en tus cabellos
que el mundo de la sombra envidiaría
y puse el punto de mi vida en ellos
y quise yo soñar que tú eras mía.
Ando yo por la tierra con los ojos
alzados, odio afán a tanta altura,
que en ir altiva a míseros sonrojos
encendiéndolos la humana criatura.
Vivir, saber morir así me aqueja,
este infausto buscar este bien fiero,
y todo el ser en mi alma se refleja
y buscando sin fe de fe me muero.