Somos la mosquita majadera
en la sopita de un gordito
megalómano virtual.
Somos chiripiorca, garrotera
y el granito en el culito
de un matón de red social.
Chivos expiatorios del fracaso,
de fantoches sin esquina,
sin la luna y su verdad.
Y somos el cuco de unos cuantos
que se llenan la barriga
manoseando a la bondad,
manoseando a la bondad.
Somos su gargara de tachuelas,
su deseo reprimido.
Somos blafesmia para la escuela
de borregos consentidos.
Somos chabacanos despiadados,
mequetrefes desaseados,
máxima expresion vulgar.
Pero representa un buen augurio.
Bien de mi habla el exabrupto
que me arroja tu moral.
Perros que te muerden cuando chumban;
somos gatos que se asumen
mil ratones que cazar.
Locos enviados por la chusma
con una furia insoluble
sin pastillas por tomar,
sin pastillas por tomar.
Nunca perdimos nuestra ternura
pero también endurecimos.
El estoicismo es la investidura
que por necios obtuvimos.
Somos los herejes de tu cura,
el camion de la basura,
los guerreros de la paz.
Somos el expreso a la locura,
el boicot de la pabura,
los verdugos del disfraz.
Dulce cofradía del ocaso,
calaveras que no chillan,
nunca duele pernoctar.
Trova de la calle y sus encantos,
presos del rock maravila
que ha encendido una deidad,
que ha encendido una deidad.
Mientras el rock de camisa y jumper
se empicina en estropearme
yo invierto en letras contra un sistema
que promueve guerras y hambre.
Somos de La Mona y Mala Fama,
Calle 13, de La Nueva, de Lescano y del León.
Diego me enseño a no hacerme drama
que el que no abre la cabeza
no le crece el corazón.
Somos del puchero y el asado,
del guisito, el estofado,
de la mesa sin mantel.
Tabla y caballete sobre el pasto,
en la plaza de mi barrio
vas a ver mas de un gourmete,
vas a ver mas de un gourmete.
Nuestro petroleo también es negro,
combustiona y enriquece.
Fernet con coca y algo de hielo
para el deleite de la plebe.